23.4.18
Amigos
31.3.18
Nunca-pierde
Casi, pero casi nunca escribo sobre fútbol. Primero, porque con el tiempo me hice ateo de él, y segundo, porque cuando lo veo, no dejo de pensar en lo poco que aprendí sobre él. Pero una cosa que sí quiero analizar usando al fútbol como punto de partida, es el cambio en el modo en el que la gente va disfrutando la competitividad a lo largo de los años.
Claro está que si el deporte no tuviera dinero, no sería lo que es. Pero lo sorprendente, es que hoy en día es capaz de tenerlo todo para los que pueden pagarlo: talento interminable, recursos ilimitados, una máquina gigante de propaganda y por sobre todo, la capacidad de nunca perder.
Este último me hace pensar: ¿Cómo es posible no perder? ¿Qué puedo pensar de futbolistas insuperables y cómo puedo confiar en la ilusión de la invincibilidad? Me gustaría poder identificarme con ellos, pero me parece que no hay modo de hacerlo.
Lo que sí preocupa, es la implicación social de una ilusión de este tipo: la perfección, que nos lleva a la improbabilidad y a su vez a la incapacidad de perder. Otro ejemplo de esta vía es Magnus Carlsen, el robot mágico que nunca parece perder al ajedrez, pero que no sabe lidiar con la frustación. Pero claro, esto no se limita a los deportes, sino que a muchas otras áreas como los negocios y la creatividad, que son muy competitivas hoy en día.
¿Cómo vamos a vivir vidas reales si lo ejemplos de vida de muchos son invencibles? El fracaso no es lo peor que nos pueda pasar, después de todo.
20.3.18
Convicción
18.3.18
Generous Senryū
Giving also really means
Opening ourselves
"Cuando buscamos hacer algo por otros, también es importante darnos la oportunidad de permitirnos ser impactados por ellos." --Joe.
Querido diario
Pero claro, mi yo veinteañero era un verdadero tonto y no supo apreciar la verdad de lo que me decía este tipo. Ahora veo mi blog y sí, es un diario. Y es querido. Lo que sí no llegó a ser, es famoso.
Pero así lo quiero.
16.3.18
Las manos
Ahora escuché de Giovanni (un tipo de Salcoatitán) algo muy lindo al final de una semana de trabajo: "lo que se trabaja con las manos, llega directamente al corazón". Y vaya que tiene razón: lo que se construye es valioso porque nos representa y toma parte de lo que somos.
Pero pienso que nuestra interacción con otros es un tipo de labor similar en efecto, especialmente a través del choque entre nosotros. Esas interacciones, incluso las pequeñas, nos cambian mucho. Por eso es importante impactar lo más posible a cuanta persona tengamos enfrente, si queremos recibir algo al corazón. Vale la pena.
13.3.18
Asperezas
Siendo esto una regla de la vida, lo único que podemos hacer es saber cómo evitar lo más posible, y aprender a resistir los golpes para mantenernos lo más posible.
12.3.18
10.3.18
Universos colisionando
Ahora, lo difícil es reconocer que muy a menudo es imposible explicarle a personas en un ámbito sobre lo que pasa en otros. Por ejemplo, mi familia y amigos no entienden mi trabajo, y siguen preguntándose por qué sigo haciéndolo. Mis compañeros de trabajo no entienden que a veces tengo que huir de mis compromisos laborales para salvar el mundo y cosas por el estilo. Lo normal.
Realmente no los culpo, porque es difícil de explicar, pero muchas veces me gustaría poder ser más abierto a que las personas puedan ver un poco más de mi complejidad. En realidad todos me conocen bien, pero no me conocen bien en diferentes contextos, y me encantaría poder compartir eso también. Pero claro, recuerdo que los supervillanos pueden descubrir mi identidad secreta, y se me pasa.
4.3.18
La frustración
Pero todavía no me desanimo del todo.
25.2.18
El paso del tiempo
A veces, me da la impresión de que la vida es un acordeón que se cierra y se estira con nuestras memorias, pero no con todos los puntos a la misma velocidad. A veces sentimos como si algún evento del pasado sucedió ayer, y de repente nos ponemos nos damos cuenta de lo distantes que están.
No sé, solo eso.
15.2.18
Pasar la antorcha y que te la boten
La primera es que alguien con tanto tiempo libre para hacer algo como eso debería publicarlo en su blog. Si tuviera blog. Pero aparentemente los blogs se murieron. Bueno, a menos que sean para generar spam [levanta la mano] o para diseminar noticias falsas; ya saben, cosas importantes en la vida. Hoy en día parecería que todo el mundo publica cosas que se olvidan en una línea de tiempo difusa y confusa.
La segunda cosa es que muchos de los temas que ahora están en la plática de todos son bastante homogéneos. Y siendo sincero, no me gusta. Quizá sea ese sentir de que "en mis tiempos" las cosas eran diferentes, aunque en la práctica no sea tan así. No obstante, me da la sensación de que las conversaciones en el Internet hoy en día no utilizan las unidades meméticas como herramienta de expresión, sino como el tema mismo de discusión; un tema que, en la práctica, se repite una y otra, y otra vez [tengo que admitir que me encanta autorreferenciarme; es como poder decir "se los dije"].
Pero en fin, así es la vida.
24.1.18
Mal sueño
Por el otro lado, es bonito ser parte de una cultura tan superficial, porque te genera placeres cortos pero bonitos. Porque siendo honestos, no hay nada como babear cada vez que suena la campana de las notificaciones. Y si me perdonan, me largo para revisar mi insta.
El dilema blogger
Pero entonces dejaría de poder poner lo que me gusta acá.
Aunque realmente nunca pongo nada.
Meh.
17.1.18
Llaves
Mi primera llave de la casa se me dio a los cinco años, en forma de un dige colgado en el cuello. No creo que haya sido porque fuera lo suficientemente responsable, sino porque no había nadie recibiéndome al volver de clases en algunos casos. En cierto modo me volví responsable de mi seguridad en una ciudad recién en posguerra, a los cinco años.
Desde entonces, sorprendentemente las perdí dos veces, la primera de las cuales no recuerdo por haber estado muy pequeño, pero sí de la segunda. Estaba fuera de casa por un tiempo, aproximadamente dos semanas, y me quedé a dormir con mi hermana. Un día regresé noche y sentí que alguien me seguía. Comencé a correr bastante rápido hasta sentirme seguro, y desde entonces nunca más volví a ver las llaves. Desde entonces las he extraviado muchas veces, viajando miles de kilómetros sin perderlas.
Finalmente, la sensación de perder las llaves es parecida a la de ir tarde en un viaje que sabés que va a durar mucho, o la de perderte: incierta y liberadora, pero a la vez nostálgica y preocupante. No sabría decidir si es algo bueno o malo, pero sí puedo admitir que sabiendo experimentarse, deja cosas buenas.