Si algo es seguro, es que no puede existir un sentido de aventura sin antes haber un sentido de propósito o destino: una vez sabemos a lo que estamos destinados, vamos a estar dispuestos a tomar pasos a ciegas sin importar lo que el futuro depare. Cuando el futuro no es lo que esperábamos, entonces no pasa nada: no hemos llegado a ese lugar aún. Es por eso que muchas veces algunos de nosotros nos encontramos dando la espalda al futuro y pensando en el pasado; es nuestro destino que está llamando.
Un paso hacia adelante podría hacernos avanzar más, pero no necesariamente nos lleve hacia adonde queríamos, y por eso, no hay nada malo en querer volver hacia atrás si eso nos pone más cerca de nuestro destino.
15.7.16
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